Nuestro proyecto consta de cuatro
fotografías que muestran dos escenarios completamente diferentes. Cada
escenario está compuesto por dos fotografías. En la primera dupla de imágenes aparecen
dos sujetos: uno aparece proporcionándole golpes a otro y este segundo intenta
defenderse de los ataques violentos del primero. Y en el segundo escenario, uno
de los dos sujetos cambia su atuendo (con esto queremos representar un
uniforme). Hemos decidido no utilizar un uniforme o que se asemeje a uno real
porque lo que buscamos no es una representación fiel de un cargo en concreto,
sino transmitir cómo puede mutar la reacción de un individuo al asociar tales
símbolos con un cargo. En este segundo contexto, el sujeto que se defendía en
la primera escena ahora muestra una actitud pasiva. Tras la segunda escena, y a
modo de reflexión, queremos lanzar la siguiente pregunta —que será el título
que corone a las cuatro imágenes—: «¿Por qué en la primera escena el sujeto que
recibe la violencia se defiende y en la segunda no?»
Con esto queremos cuestionar la
legitimidad de la violencia ejercida por las fuerzas del Estado. ¿Por qué es legítimo
que la Policía ejerza violencia? ¿De dónde proviene esa legitimidad y por qué
nosotros le damos ese valor simplemente por ostentar un cargo que no tiene
valor por sí mismo? En la segunda escena, el sujeto que no se defiende tiene
aprehendida una idea: el que ejerce la violencia sobre él lo hace con
legitimidad y por eso no se defiende. Cualquiera que contemplase las imágenes
se preguntaría qué sentido tiene que el sujeto pasivo le dé ese valor al sujeto
activo. Eso queremos trasladarlo a la realidad y preguntarnos por qué nosotros
le damos a la Policía el mismo valor que el sujeto pasivo le da al sujeto
activo.
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